DÍA 3: La Paz de Dios

DÍA 3: La Paz de Dios

Versículo Clave

y las manos humanas no pueden servirlo, porque él no tiene ninguna necesidad. Él es quien da vida y aliento a todo y satisface cada necesidad.

Hechos 17:25

Lectura

Estén siempre llenos de alegría en el Señor. Lo repito, ¡alégrense! Que todo el mundo vea que son considerados en todo lo que hacen. Recuerden que el Señor vuelve pronto.

No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.

Filipenses 4:4-7

Reflexiona

La autosuficiencia de Dios es una verdad que nos asombra y nos da descanso. Él no depende de nadie ni de nada, porque todo lo que existe proviene de Su plenitud y soberanía. Sin embargo, este Dios autosuficiente, que da vida y aliento a todo, ha elegido acercarse a nosotros con amor y gracia, invitándonos a disfrutar de Su paz.

Filipenses 4:4-7 nos recuerda que esta paz, la que sobrepasa todo entendimiento, es un regalo que no depende de nuestras circunstancias, sino de nuestra relación con Cristo Jesús. Al presentar nuestras necesidades a Dios en oración, no estamos informándole de algo que Él no sabe, sino reconociendo nuestra total dependencia de Su cuidado y provisión. En este acto de entrega, experimentamos la paz que guarda nuestros corazones y mentes, liberándonos de la carga de la ansiedad y del temor.

Además, Hechos 17:25 nos asegura que Dios, en Su autosuficiencia, no busca que le sirvamos por necesidad, sino que nos invita a servirle para que experimentemos Su gozo y plenitud. Su gracia no solo satisface nuestras necesidades espirituales y emocionales, sino que nos capacita para confiar en Su cuidado, incluso en los momentos de incertidumbre. Al confiar en un Dios que es suficiente por sí mismo, aprendemos a descansar en Su capacidad de satisfacer cada necesidad, recordando que nada está fuera de Su control.

Que esta verdad cristocéntrica transforme nuestro enfoque: no servimos a un Dios necesitado, sino a un Dios que, en Su plenitud, nos ama, nos sostiene y nos da una paz que el mundo no puede ofrecer.

Oración

Padre amado, gracias por ser el Dios autosuficiente que no depende de nada ni de nadie, pero que en Tu amor nos invitas a conocerte y disfrutar de Tu paz. Ayúdame a confiar plenamente en Tu cuidado y a vivir en la libertad y la confianza que sólo Tú puedes dar. Que mi vida refleje la paz que guarda mi corazón y mente en Cristo Jesús, y que siempre encuentre descanso en Tu suficiencia. Amén.