DÍA 2: La Plenitud de Dios en Cristo

DÍA 2: La Plenitud de Dios en Cristo

Versículo Clave

Pues a Dios, en toda su plenitud,

le agradó vivir en Cristo,

y por medio de él, Dios reconcilió consigo

todas las cosas.

Hizo la paz con todo lo que existe en el cielo y en la tierra,

por medio de la sangre de Cristo en la cruz.

Colosenses 1:19-20

Lectura

Cristo es la imagen visible del Dios invisible.

Él ya existía antes de que las cosas fueran creadas y es supremo sobre toda la creación

porque, por medio de él, Dios creó todo lo que existe

en los lugares celestiales y en la tierra.

Hizo las cosas que podemos ver

y las que no podemos ver,

tales como tronos, reinos, gobernantes y autoridades del mundo invisible.

Todo fue creado por medio de él y para él.

Él ya existía antes de todas las cosas

y mantiene unida toda la creación.

Cristo también es la cabeza de la iglesia,

la cual es su cuerpo.

Él es el principio,

supremo sobre todos los que se levantan de los muertos.

Así que él es el primero en todo.

Pues a Dios, en toda su plenitud,

le agradó vivir en Cristo,

y por medio de él, Dios reconcilió consigo

todas las cosas.

Hizo la paz con todo lo que existe en el cielo y en la tierra,

por medio de la sangre de Cristo en la cruz.

Colosenses 1:15-20

Reflexiona

En Cristo, la plenitud de Dios fue revelada de forma completa y perfecta. A través de Él, Dios reconcilió consigo todas las cosas, restaurando lo que el pecado había roto. Esta reconciliación no es solo un acto de restauración, sino también una expresión del gozo y el amor eterno de Dios hacia Su creación. No somos reconciliados porque Dios lo necesitara, sino porque Su naturaleza es amar y restaurar.

Esta verdad nos invita a reflexionar profundamente sobre cómo vivimos. Si hemos sido reconciliados con Dios a través de Cristo, nuestras vidas deben reflejar esa reconciliación. Somos llamados a ser agentes de Su paz, Su amor y Su gracia en un mundo que desesperadamente necesita conocer la plenitud de Dios en Cristo.

Oración

Padre celestial, gracias por el gozo y el amor que se manifestaron plenamente en Cristo, quien reconcilió todas las cosas contigo. Ayúdame a vivir en esa reconciliación, reflejando Tu gracia y amor a los que me rodean. Que mi vida sea un testimonio de la paz y restauración que solo Tú puedes ofrecer. Amén.