DÍA 3: El Cordero Digno

DÍA 3: El Cordero Digno

Lectura

Luego vi un rollo en la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono. El rollo estaba escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Vi a un ángel poderoso, que proclamaba con fuerte voz: «¿Quién es digno de romper los sellos de este rollo y abrirlo?». Pero nadie en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra podía abrir el rollo y leerlo.

Entonces comencé a llorar amargamente porque no se encontraba a nadie digno de abrir el rollo y leerlo; pero uno de los veinticuatro ancianos me dijo: «¡Deja de llorar! Mira, el León de la tribu de Judá, el heredero del trono de David, ha ganado la victoria. Él es digno de abrir el rollo y sus siete sellos».

Entonces vi a un Cordero que parecía que había sido sacrificado, pero que ahora estaba de pie entre el trono y los cuatro seres vivientes y en medio de los veinticuatro ancianos. Tenía siete cuernos y siete ojos que representan los siete aspectos del Espíritu de Dios, el cual es enviado a todas las partes de la tierra. Él pasó adelante y tomó el rollo de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.

Apocalipsis 5:1-7

Juan contempla un rollo sellado en la mano de Dios, simbolizando su plan soberano. Nadie es hallado digno de abrirlo, lo que causa gran angustia en Juan. Sin embargo, se le revela que el León de la tribu de Judá ha vencido. Al volverse a mirar, ve un Cordero inmolado, mostrando que la victoria de Cristo fue alcanzada a través de su sacrificio.

Versículo Clave

Pero uno de los veinticuatro ancianos me dijo: «¡Deja de llorar! Mira, el León de la tribu de Judá, el heredero del trono de David, ha ganado la victoria. Él es digno de abrir el rollo y sus siete sellos».

Apocalipsis 5:5

Jesús es el León y el Cordero: el Rey soberano y el sacrificio perfecto. Su victoria no fue con fuerza militar, sino con su entrega en la cruz, asegurando la redención y el cumplimiento del plan divino.

Reflexiona

Cristo es el único digno de ejecutar el propósito de Dios. Su victoria en la cruz nos asegura que todo está bajo su control. Esta verdad nos invita a confiar y a rendirnos ante su soberanía.

¿Vivo con la seguridad de que Cristo ya ha vencido, o sigo luchando con miedos y ansiedades como si la victoria dependiera de mí?

¿De qué manera mi vida refleja la confianza en el plan de Dios, incluso cuando no entiendo lo que está sucediendo?

Si hoy estuviera delante del León y del Cordero, ¿mi vida demostraría que le he reconocido como el Señor absoluto?

Oración

Señor Jesús, gracias porque tu sacrificio nos dio la victoria. Ayúdame a confiar en que tu plan se cumplirá y a rendirme con fe y esperanza a tu soberanía. Amén.