DÍA 1: La Visión de Cristo
Lectura
Yo, Juan, soy hermano de ustedes, y su compañero en el sufrimiento, en el reino de Dios y en la paciente perseverancia a la que Jesús nos llama. Me exiliaron a la isla de Patmos por predicar la palabra de Dios y por mi testimonio acerca de Jesús. Era el día del Señor, y yo estaba adorando en el Espíritu. De repente, oí detrás de mí una fuerte voz, como un toque de trompeta, que decía: «Escribe en un libro todo lo que veas y envíalo a las siete iglesias que están en las ciudades de Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea».
Cuando me di vuelta para ver quién me hablaba, vi siete candelabros de oro. Y de pie en medio de los candelabros había alguien semejante al Hijo del Hombre. Vestía una túnica larga con una banda de oro que cruzaba el pecho. La cabeza y el cabello eran blancos como la lana, tan blancos como la nieve, y los ojos eran como llamas de fuego. Los pies eran como bronce pulido refinado en un horno, y su voz tronaba como potentes olas del mar. Tenía siete estrellas en la mano derecha, y una espada aguda de doble filo salía de su boca. Y la cara era semejante al sol cuando brilla en todo su esplendor.
Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto; pero él puso la mano derecha sobre mí y me dijo: «¡No tengas miedo! Yo soy el Primero y el Último. Yo soy el que vive. Estuve muerto, ¡pero mira! ¡Ahora estoy vivo por siempre y para siempre! Y tengo en mi poder las llaves de la muerte y de la tumba.
»Escribe lo que has visto, tanto las cosas que suceden ahora, como las que van a suceder. Este es el significado del misterio de las siete estrellas que viste en mi mano derecha y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candelabros son las siete iglesias.
Apocalipsis 1:9-20
Versículo Clave
»Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Tiatira. Este es el mensaje del Hijo de Dios, el que tiene los ojos como llamas de fuego y los pies como bronce pulido:
Apocalipsis 2:18
En este mensaje, Jesús se presenta como el Hijo de Dios, un título que enfatiza su autoridad suprema. Sus ojos como llamas de fuego representan su capacidad de ver con absoluta claridad, discerniendo los pensamientos y motivaciones más profundos del corazón. Sus pies como bronce pulido simbolizan su pureza, firmeza y juicio inquebrantable.
Reflexiona
Jesús no solo ve lo externo, sino que escudriña el corazón. A veces podemos aparentar fidelidad, pero Él conoce nuestras verdaderas motivaciones. La iglesia de Tiatira tenía buenas obras, pero también permitía el pecado dentro de ella. Esto nos desafía a examinar nuestra propia vida:
- ¿Hay áreas que hemos tolerado, justificando lo incorrecto?
- ¿Estamos dejando que Su luz nos refine y transforme?
La mirada de Jesús no es solo para juicio, sino también para restauración. Su deseo es purificarnos y hacernos más semejantes a Él. Permitir que Su fuego refine nuestra vida es un acto de amor y gracia.
Oración
Señor Jesús, gracias porque nada está oculto a tus ojos y porque me miras con amor y verdad. Ayúdame a vivir con integridad, sin ocultar nada de Ti. Examina mi corazón y muéstrame cualquier cosa que deba cambiar para honrarte más. Que Tu luz transforme cada área de mi vida. Amén.