DÍA 4: La Promesa de la Vida Eterna

DÍA 4: La Promesa de la Vida Eterna

Lectura

Sin embargo, lo que ahora sufrimos no es nada comparado con la gloria que él nos revelará más adelante. Pues toda la creación espera con anhelo el día futuro en que Dios revelará quiénes son verdaderamente sus hijos. Contra su propia voluntad, toda la creación quedó sujeta a la maldición de Dios. Sin embargo, con gran esperanza, la creación espera el día en que será liberada de la muerte y la descomposición, y se unirá a la gloria de los hijos de Dios. Pues sabemos que, hasta el día de hoy, toda la creación gime de angustia como si tuviera dolores de parto; y los creyentes también gemimos—aunque tenemos al Espíritu Santo en nosotros como una muestra anticipada de la gloria futura—porque anhelamos que nuestro cuerpo sea liberado del pecado y el sufrimiento. Nosotros también deseamos con una esperanza ferviente que llegue el día en que Dios nos dé todos nuestros derechos como sus hijos adoptivos, incluido el nuevo cuerpo que nos prometió. Recibimos esa esperanza cuando fuimos salvos. (Si uno ya tiene algo, no necesita esperarlo; pero si deseamos algo que todavía no tenemos, debemos esperar con paciencia y confianza).

Romanos 8:18-25

En este pasaje, Pablo presenta una visión esperanzadora para los creyentes que atraviesan sufrimientos. Declara que las aflicciones actuales son insignificantes en comparación con la gloria futura que será revelada. No solo la humanidad sufre, sino toda la creación, que espera ser liberada de la corrupción y participar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

Versículo Clave

»Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias. Los que salgan vencedores no sufrirán daño de la segunda muerte.

Apocalipsis 2:11

Reflexiona

Pablo nos recuerda que los sufrimientos del tiempo presente no se comparan con la gloria que se revelará en nosotros. La promesa de Jesús a los vencedores es que no sufrirán daño de la segunda muerte. Esta promesa nos invita a vivir con una perspectiva eterna, recordando que nuestra verdadera recompensa está en la vida eterna con Cristo. Al mantener nuestros ojos en la eternidad, podemos vivir con gozo y propósito, reflejando el amor y la gracia de Dios en nuestras vidas.

Oración

Señor de gloria, gracias porque los sufrimientos que enfrentamos hoy no se comparan con la esperanza eterna que tenemos en ti. Ayúdame a mantener mis ojos en la gloria que viene, y a vivir con gozo y propósito incluso en medio de las pruebas. Que mi vida sea un reflejo de tu amor y esperanza para aquellos que me rodean. Fortalece mi fe y hazme vivir con la certeza de que, en ti, la victoria ya es mía. Amén.