DÍA 1: La Alabanza Celestial
Lectura
Después de esto, oí algo en el cielo que parecía las voces de una inmensa multitud que gritaba:
«¡Alabado sea el Señor!
La salvación, la gloria y el poder le pertenecen a nuestro Dios.
Sus juicios son verdaderos y justos.
Él ha castigado a la gran prostituta
que corrompió a la tierra con su inmoralidad.
Él ha vengado la muerte de sus siervos».
Y otra vez, sus voces resonaron:
«¡Alabado sea el Señor!
¡El humo de esa ciudad subirá por siempre jamás!».
Entonces los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono. Exclamaron: «¡Amén! ¡Alabado sea el Señor!».
Y del trono salió una voz que dijo:
«Alaben a nuestro Dios
todos sus siervos
y todos los que le temen,
desde el más insignificante hasta el más importante».
Entonces volví a oír algo que parecía el grito de una inmensa multitud o el rugido de enormes olas del mar o el estruendo de un potente trueno, que decían:
«¡Alabado sea el Señor!
Pues el Señor nuestro Dios, el Todopoderoso, reina.
Alegrémonos y llenémonos de gozo
y démosle honor a él,
porque el tiempo ha llegado para la boda del Cordero,
y su novia se ha preparado.
A ella se le ha concedido vestirse del lino blanco y puro de la más alta calidad».
Pues el lino de la más alta calidad representa las buenas acciones del pueblo santo de Dios.
Y el ángel me dijo: «Escribe esto: “Benditos son los que están invitados a la cena de la boda del Cordero”». Y añadió: «Estas son palabras verdaderas que provienen de Dios».
Entonces me postré a sus pies para adorarlo, pero me dijo: «No, no me adores a mí. Yo soy un siervo de Dios, como tú y tus hermanos que dan testimonio de su fe en Jesús. Adora únicamente a Dios, porque la esencia de la profecía es dar un claro testimonio de Jesús».
Apocalipsis 19:1-10
Apocalipsis 19 nos abre una ventana al cielo, donde una gran multitud proclama con voz potente la victoria de Dios: la salvación, la gloria y el poder le pertenecen. Es un canto que celebra la derrota del mal y el establecimiento del Reino de Dios.
¡Canten al Señor una nueva canción!
¡Que toda la tierra cante al Señor!
Canten al Señor, alaben su nombre;
cada día anuncien las buenas noticias de que él salva.
Anuncien sus gloriosas obras entre las naciones;
cuéntenles a todos las cosas asombrosas que él hace.
¡Grande es el Señor! ¡Es el más digno de alabanza!
A él hay que temer por sobre todos los dioses.
Los dioses de las otras naciones no son más que ídolos,
¡pero el Señor hizo los cielos!
Honor y majestad lo rodean;
fuerza y belleza llenan su santuario.
Oh naciones del mundo, reconozcan al Señor;
reconozcan que el Señor es fuerte y glorioso.
¡Denle al Señor la gloria que merece!
Lleven ofrendas y entren en sus atrios.
Adoren al Señor en todo su santo esplendor;
que toda la tierra tiemble delante de él.
Digan a todas las naciones: «¡El Señor reina!».
El mundo permanece firme y no puede ser sacudido.
Él juzgará a todos los pueblos con imparcialidad.
¡Que los cielos se alegren, y la tierra se goce!
¡Que el mar y todo lo que contiene exclamen sus alabanzas!
¡Que los campos y sus cultivos estallen de alegría!
Que los árboles del bosque canten de alegría
delante del Señor, ¡porque él viene!
Viene a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con justicia
y a las naciones con su verdad.
Salmo 96
En Salmo 96, se nos invita también a adorar a Dios con alegría y anunciar su salvación día tras día, declarando entre las naciones su gloria. Ambos pasajes convergen en un llamado universal a la adoración genuina, fundamentada en la justicia y majestad de Dios.
Versículo Clave
Después de esto, oí algo en el cielo que parecía las voces de una inmensa multitud que gritaba:
«¡Alabado sea el Señor!
La salvación, la gloria y el poder le pertenecen a nuestro Dios.
Apocalipsis 19:1
Reflexiona
La verdadera adoración nace del reconocimiento de la grandeza de Dios y su obra redentora. No es solo un acto emocional o un momento de música; es el resultado de comprender que la salvación es Suya, el poder es Suyo, y la gloria le pertenece.
Cuando vemos el juicio justo de Dios y su victoria sobre todo mal, nuestra respuesta natural debe ser adorarlo no solo con palabras, sino con una vida que proclame su señorío.
En contraste, muchas veces podemos caer en "adoraciones" superficiales —que dependen de sentimientos o circunstancias—, olvidando que la adoración verdadera está anclada en quién es Dios, no en cómo nos sentimos.
Preguntas de Aplicación:
-¿Qué lugar ocupa la adoración en tu vida diaria: un evento especial o un estilo de vida continuo?
-¿Qué "Babilonias" modernas (sistemas de valores, ídolos del éxito, placeres) están compitiendo por tu corazón y desvían tu adoración?
-¿Cómo cambiaría tu manera de vivir si cada pequeño acto (trabajo, familia, relaciones) se convirtiera en una expresión consciente de alabanza a Dios?
Oración
Señor Dios Todopoderoso, tú eres digno de toda gloria, honor y poder. Te alabamos porque tu justicia prevalece y tu reino es eterno. Ayúdame a reconocer y resistir los valores de este mundo que buscan robar mi adoración. Que cada aspecto de mi vida refleje un corazón que canta, no solo con palabras, sino con acciones que glorifican tu nombre. Amén.