DÍA 4: Esperanza en la Redención

DÍA 4: Esperanza en la Redención

Lectura

Así que preparen su mente para actuar y ejerciten el control propio. Pongan toda su esperanza en la salvación inmerecida que recibirán cuando Jesucristo sea revelado al mundo. Por lo tanto, vivan como hijos obedientes de Dios. No vuelvan atrás, a su vieja manera de vivir, con el fin de satisfacer sus propios deseos. Antes lo hacían por ignorancia, pero ahora sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios, quien los eligió, es santo. Pues las Escrituras dicen: «Sean santos, porque yo soy santo».

Recuerden que el Padre celestial, a quien ustedes oran, no tiene favoritos. Él los juzgará o los recompensará según lo que hagan. Así que tienen que vivir con un reverente temor de él durante su estadía aquí como «residentes temporales». Pues ustedes saben que Dios pagó un rescate para salvarlos de la vida vacía que heredaron de sus antepasados. No fue pagado con oro ni plata, los cuales pierden su valor, sino que fue con la preciosa sangre de Cristo, el Cordero de Dios, que no tiene pecado ni mancha. Dios lo eligió como el rescate por ustedes mucho antes de que comenzara el mundo, pero ahora en estos últimos días él ha sido revelado por el bien de ustedes.

Por medio de Cristo, han llegado a confiar en Dios. Y han puesto su fe y su esperanza en Dios, porque él levantó a Cristo de los muertos y le dio una gloria inmensa.

1 Pedro 1:13-21

Pedro nos recuerda que, si pertenecemos a Dios, nuestra vida ya no puede ser igual que antes. Cristo pagó un precio muy alto por nosotros: su propia sangre. Por eso, Él nos llama a vivir de una manera diferente, apartados del mal, pensando y actuando con la esperanza puesta en su regreso. Vivir para Cristo significa dejar atrás las viejas costumbres y aprender cada día a imitarlo con amor y obediencia.

Versículo Clave

Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!

2 Corintios 5:17

Reflexiona

Si de verdad somos de Jesús, no podemos seguir viviendo como si no lo conociéramos. Él nos hizo nuevos, nos sacó de la oscuridad para que caminemos en su luz. Pero la gran pregunta es:

-¿Estoy viviendo de verdad como alguien que pertenece a Jesús?
- ¿Mis palabras, mis decisiones y mis actitudes enseñan que soy una persona nueva?

Cuando algo de este mundo ; como las mentiras, la envidia o el orgullo, quiere volver a gobernar mi vida, debo recordar que Jesús me compró con su amor, y eso cambia todo.

Pregúntate hoy, de manera sencilla:

-¿Hay algo que hago o pienso que no le gusta a Jesús?
-¿Cómo puedo mostrar, con acciones y palabras, que Él me hizo una persona nueva?

Oración

Señor Jesús, gracias porque me hiciste una persona nueva y me diste una nueva vida llena de esperanza. Ayúdame a alejarme de lo que está mal y a vivir como alguien que pertenece a Ti. Quiero que otros vean tu amor y tu luz en todo lo que digo y hago. Amén.