DÍA 2: La Justicia de Dios
Lectura
Tal vez crees que puedes condenar a tales individuos, pero tu maldad es igual que la de ellos, ¡y no tienes ninguna excusa! Cuando dices que son perversos y merecen ser castigados, te condenas a ti mismo porque tú, que juzgas a otros, también practicas las mismas cosas. Y sabemos que Dios, en su justicia, castigará a todos los que hacen tales cosas. Y tú, que juzgas a otros por hacer esas cosas, ¿cómo crees que podrás evitar el juicio de Dios cuando tú haces lo mismo? ¿No te das cuenta de lo bondadoso, tolerante y paciente que es Dios contigo? ¿Acaso eso no significa nada para ti? ¿No ves que la bondad de Dios es para guiarte a que te arrepientas y abandones tu pecado?
Pero eres terco y te niegas a arrepentirte y abandonar tu pecado, por eso vas acumulando un castigo terrible para ti mismo. Pues se acerca el día de la ira, en el cual se manifestará el justo juicio de Dios. Él juzgará a cada uno según lo que haya hecho. Dará vida eterna a los que siguen haciendo el bien, pues de esa manera demuestran que buscan la gloria, el honor y la inmortalidad que Dios ofrece; pero derramará su ira y enojo sobre los que viven para sí mismos, los que se niegan a obedecer la verdad y, en cambio, viven entregados a la maldad. Habrá aflicción y angustia para todos los que siguen haciendo lo malo, para los judíos primero y también para los gentiles; pero habrá gloria, honra y paz de parte de Dios para todos los que hacen lo bueno, para los judíos primero y también para los gentiles. Pues Dios no muestra favoritismo.
Romanos 2:1-11
En este pasaje, Pablo nos recuerda que Dios es un juez justo, imparcial y perfecto. Ningún ser humano puede excusarse o justificarse delante de Él, porque todos hemos fallado. Pero su juicio no es frío ni distante, es la expresión de su santidad y su amor. Su justicia busca corregir, restaurar y guiar al arrepentimiento, mostrando que sus caminos son siempre rectos y buenos.
Versículo Clave
¡No! Oh pueblo, el Señor te ha dicho lo que es bueno,
y lo que él exige de ti:
que hagas lo que es correcto, que ames la compasión
y que camines humildemente con tu Dios.
Miqueas 6:8
Reflexiona
La justicia de Dios no está separada de su amor, son dos caras de la misma moneda. Su juicio es necesario para que la maldad no reine y para que su pueblo viva en libertad y verdad. Como hijos de Dios, somos llamados a reflejar esa misma justicia: haciendo lo correcto, amando con compasión y caminando humildemente bajo su dirección. No basta con señalar lo que está mal en otros, sino que debemos examinar nuestro propio corazón, vivir en obediencia y ser agentes de justicia en nuestro entorno, recordando que Dios juzgará con equidad a todos.
-¿Cómo puedes reconciliar la idea de un Dios amoroso con la realidad de su juicio justo?
-¿De qué manera puedes ser un agente de justicia en tu entorno?
Oración
Dios justo y lleno de amor, gracias porque tus juicios son rectos y verdaderos. Enséñame a vivir de manera justa, a actuar con compasión y humildad. Que mi vida sea un reflejo claro de tu justicia y tu misericordia en cada lugar donde tú me pongas. Amén.