DÍA 3: Los Dones del Espíritu

DÍA 3: Los Dones del Espíritu

Dios nos ha dado dones a través de Su Espíritu para servir a la iglesia y a los demás. Estos dones son variados, pero todos son importantes para el cuerpo de Cristo. Estamos llamados a usarlos con amor y humildad.

Lectura

Luego el Señor le dijo a Moisés: «Mira, he escogido específicamente a Bezalel, el hijo de Uri y nieto de Hur, de la tribu de Judá. Lo he llenado del Espíritu de Dios y le he dado gran sabiduría, capacidad y destreza en toda clase de artes manuales y oficios. Es un maestro artesano, experto en trabajar el oro, la plata y el bronce. Es hábil en grabar, en incrustar piedras preciosas y en tallar madera. ¡Es un maestro en todo trabajo artístico!

»También he designado personalmente a Aholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan, para que sea su ayudante. Además, he dotado de habilidades especiales a todos los expertos artesanos para que puedan hacer todo lo que te he mandado construir:

Éxodo 31:1-6

Hay distintas clases de dones espirituales, pero el mismo Espíritu es la fuente de todos ellos. Hay distintas formas de servir, pero todos servimos al mismo Señor. Dios trabaja de maneras diferentes, pero es el mismo Dios quien hace la obra en todos nosotros.

A cada uno de nosotros se nos da un don espiritual para que nos ayudemos mutuamente. A uno el Espíritu le da la capacidad de dar consejos sabios; a otro el mismo Espíritu le da un mensaje de conocimiento especial. A otro el mismo Espíritu le da gran fe y a alguien más ese único Espíritu le da el don de sanidad. A uno le da el poder para hacer milagros y a otro, la capacidad de profetizar. A alguien más le da la capacidad de discernir si un mensaje es del Espíritu de Dios o de otro espíritu. Todavía a otro se le da la capacidad de hablar en idiomas desconocidos, mientras que a otro se le da la capacidad de interpretar lo que se está diciendo. Es el mismo y único Espíritu quien distribuye todos esos dones. Solamente él decide qué don cada uno debe tener.

1 Corintios 12:4-11

En Éxodo 31, vemos que Dios escogió y capacitó a Bezalel y a Aholiab para una obra santa: construir el tabernáculo. No fue una tarea solo artesanal; fue un encargo espiritual. Dios llenó a estos hombres con Su Espíritu para que usaran sus habilidades como adoración.

En 1 Corintios 12, Pablo nos recuerda que el Espíritu reparte dones diversos, todos útiles, todos necesarios, todos dados por gracia para el bien de la iglesia. No son medallas, son herramientas.

Versículo Clave

Hay distintas clases de dones espirituales, pero el mismo Espíritu es la fuente de todos ellos.

1 Corintios 12:4

Reflexiona

A veces me he sentido como si no tuviera mucho que aportar. Miró a otros y pienso: “Él predica tan bien”, “ella tiene tanta empatía”, “ellos sirven con tanta pasión”… y me pregunto: “¿y yo?”. Pero el Espíritu no reparte sus dones al azar ni por mérito. Él reparte con intención. Y yo, como tú, fui pensado, formado y equipado por Dios con algo especial para servir.

No hay don pequeño cuando lo otorga el Dios eterno. El Espíritu me dio lo que me dio para que lo use, no para que lo esconda ni lo compare. Quizás mi don no se vea en una plataforma, pero sí en una conversación íntima, en una oración callada, en una obra de amor sencilla que nadie más ve… pero que el Espíritu inspiró.

Y todo esto, no para que me exalte, sino para que otros sean edificados y Cristo sea glorificado. Yo tengo un lugar en el cuerpo. Y tú también. No es cuestión de “ser alguien importante”, sino de ser obediente, disponible y lleno del Espíritu.

Preguntas de Aplicación:

-¿Qué dones espirituales has identificado en ti? ¿Has sentido miedo o resistencia a usarlos?

-¿Estás usando tus dones como un medio de amor, o estás esperando validación de los demás para comenzar a servir?

-¿Hay alguna necesidad en tu comunidad o iglesia donde podrías ser respuesta si te atrevieras a usar lo que Dios ya puso en ti?

Oración

Espíritu Santo, gracias por lo que me diste. Aunque a veces lo olvido o lo menosprecio, reconozco hoy que mis dones vienen de ti. Quiero usarlos con amor, con humildad, sin buscar reconocimiento, solo deseando que tu iglesia crezca y que otros te vean más claramente. Enséñame a valorar lo que has puesto en mí, y dame el coraje de servir con fidelidad. Que todo lo que haga, por pequeño que parezca, sea para tu gloria. Amén.