DÍA 2: Somos el Templo de Dios

DÍA 2: Somos el Templo de Dios

Como creyentes, somos el templo de Dios, y Su Espíritu habita en nosotros. Esto nos llama a vivir de manera santa y a ser luz en el mundo, reflejando el poder y la presencia de Dios en nuestras vidas.

Lectura

Entonces la nube cubrió el tabernáculo, y la gloria del Señor llenó el tabernáculo. Moisés no podía entrar en el tabernáculo, porque la nube se había posado allí, y la gloria del Señor llenaba el tabernáculo.

Cada vez que la nube se levantaba del tabernáculo, el pueblo de Israel se ponía en marcha y la seguía. Pero si la nube no se levantaba, ellos permanecían donde estaban hasta que la nube se elevaba. Durante el día, la nube del Señor quedaba en el aire sobre el tabernáculo y, durante la noche, resplandecía fuego dentro de ella, de modo que toda la familia de Israel podía ver la nube. Eso mismo ocurrió durante todos sus viajes.

Éxodo 40:34-38

¿No se dan cuenta de que todos ustedes juntos son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios vive en ustedes? Dios destruirá a cualquiera que destruya este templo. Pues el templo de Dios es santo, y ustedes son este templo.

1 Corintios 3:16-17

En Éxodo 40:34-38, Moisés acaba de levantar el tabernáculo conforme a todas las instrucciones de Dios. Y algo glorioso sucede: la nube de la presencia del Señor lo cubre por completo, y la gloria del Señor llena el santuario. Esta nube no era solo un símbolo visual, era la manifestación real de la presencia de Dios guiando a su pueblo, protegiéndolos y habitando entre ellos.

En 1 Corintios 3:16-17, Pablo toma esa imagen poderosa del Antiguo Testamento y la aplica a nuestra realidad espiritual hoy: nosotros somos ahora ese templo. Ya no es una tienda de campaña, ni un edificio de piedra; ahora soy yo... tú. Su Espíritu vive en mí. Su presencia me envuelve. Su gloria quiere ser vista en cómo vivo, cómo amo, cómo hablo, cómo decido. Y eso me cambia completamente.

Versículo Clave

¿No se dan cuenta de que todos ustedes juntos son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios vive en ustedes?

1 Corintios 3:16

Reflexiona

A veces se me olvida. Se me olvida que no camino solo, que no hablo solo, que no me levanto a vivir este día solo. El Dios que llenó el tabernáculo con su gloria… vive en mí. Soy su templo.

Eso me confronta. Porque si su Espíritu habita en mí, ¿qué hago al permitir pensamientos, palabras o actitudes que ensucian este lugar santo? ¿He estado consciente de quién mora en mí, o simplemente he vivido como si mi vida me perteneciera solo a mí?

Y al mismo tiempo, esto me consuela profundamente. No tengo que generar luz por mí mismo: Su luz me llena. No tengo que fingir fortaleza: Su Espíritu me capacita. No tengo que vivir sin dirección: Su presencia me guía, como la nube en el desierto.

Ser su templo no es un peso… es un privilegio. Es una realidad que me levanta cuando me siento insuficiente, y que me llama a vivir con reverencia cuando me tienta la mediocridad espiritual. Su presencia es lo que da sentido a mi vida.

Preguntas de Aplicación:

-¿Estoy viviendo con la conciencia de que Su Espíritu habita en mí cada momento del día?

-¿Qué pensamientos, hábitos o actitudes necesitan ser limpiados para honrar Su presencia en mi vida?

-¿De qué manera puedo reflejar mejor su luz en mi hogar, trabajo o comunidad esta semana?

Oración

Señor, gracias porque tu Espíritu vive en mí. No soy templo vacío, soy un lugar donde tú habitas. Perdóname cuando olvido tu presencia, cuando trato mi vida como algo común. Hazme sensible a tu voz, límpiame por dentro, y lléname de tu luz. Que donde yo vaya, tú seas visto. Amén.