DÍA 1: Reconociendo la Superioridad de Dios

DÍA 1: Reconociendo la Superioridad de Dios

Lectura

Antiguo Testamento: Exodo 7:14-25
En este relato, Dios instruye a Moisés a enfrentar al faraón junto al Nilo y, con su vara, golpear el agua, convirtiéndola en sangre. Este milagro no es un simple acto de juicio, sino una confrontación directa con uno de los dioses más venerados de Egipto: Hapi, el dios del Nilo. El agua, fuente de vida y orgullo para Egipto, se convierte en un recordatorio de que el Señor tiene control absoluto sobre toda la creación. El faraón endurece su corazón, pero el mensaje es claro: Dios es supremo sobre cualquier poder humano o espiritual.

Nuevo Testamento: Romanos 11:33-36
Pablo se asombra ante la sabiduría y el conocimiento de Dios. Reconoce que todas las cosas provienen de Él, existen por Él y son para Él. Este pasaje nos lleva a una actitud de reverencia y adoración, reconociendo que Dios es la fuente y el fin de todo.

Versículo Clave

por lo tanto, esto dice el Señor: ‘Te mostraré que yo soy el Señor’. ¡Mira! Con esta vara que tengo en la mano golpearé el agua del Nilo, y el río se convertirá en sangre.

Éxodo 7:17

Este verso captura el propósito de Dios: revelar quién es Él y mostrar que su poder no tiene rival.

Reflexiona

Reconocer la superioridad de Dios es más que aceptar que Él es fuerte; significa vivir como si Él fuera verdaderamente el Señor de cada aspecto de nuestra vida. En el Éxodo, el Nilo representaba seguridad, prosperidad y orgullo para Egipto. Dios lo tocó para demostrar que lo que parece más sólido e intocable para el hombre, está completamente bajo su autoridad.

En nuestra vida, también tenemos “Nilos” cosas en las que depositamos nuestra confianza y que creemos que nunca fallarán: nuestro trabajo, nuestra salud, nuestras relaciones, nuestras habilidades. Dios, en su amor y soberanía, a veces permite que estas fuentes sean sacudidas para recordarnos que sólo Él es digno de nuestra adoración y confianza absoluta.

Romanos 11 nos invita a responder con adoración: “Todo es de Él, todo existe por Él y para Él.” Cuando realmente creemos esto, dejamos de luchar por el control y comenzamos a vivir para su gloria.

El verdadero reconocimiento de la superioridad de Dios no es solo un acto mental, sino un cambio en nuestras prioridades, decisiones y reacciones ante la vida. Si Él es supremo, entonces nada en este mundo puede reclamar nuestro corazón más que Él.

Preguntas de Aplicación:

-¿Cuál es tu “Nilo” hoy, aquello en lo que has depositado demasiada confianza?

-¿Cómo reaccionas cuando Dios toca lo que consideras seguro o intocable?

-¿Qué cambios prácticos puedes hacer esta semana para vivir reconociendo la supremacía de Dios sobre todo?

Oración

Señor Todopoderoso, reconozco que muchas veces confío más en las bendiciones que en Ti, el Dador. Ayúdame a derribar los ídolos de mi corazón y a ver que solo Tú eres digno de mi total confianza. Enséñame a vivir cada día para tu gloria, reconociendo que todo es de Ti, por Ti y para Ti. Amén.