DÍA 3: Luz en medio de la rutina: La presencia que nunca se apaga
Lectura
Antiguo Testamento: Éxodo 27:20–21
Dios ordena que el aceite mantenga encendido el candelabro siempre, en la tienda de reunión. La luz representa la presencia constante de Dios y la vocación de ser testigos diarios.
Nuevo Testamento: Mateo 5:14–16
Jesús enseña que Sus seguidores son la luz del mundo, llamados a iluminar donde estén, haciendo visibles las obras buenas para que otros den gloria a Dios.
Versículo Clave
»Ordénale al pueblo de Israel que te traiga aceite puro de olivas prensadas para la iluminación, a fin de mantener las lámparas siempre encendidas.
Éxodo 27:20
Reflexiona
Cada día trae momentos de sombra, dudas y desgano; Dios nos recuerda: la luz debe estar encendida siempre. No se trata de fuerza propia, sino de hacer espacio para que Su presencia alumbre el corazón y el ambiente. Así como el aceite se traía y se cuidaba, mantenemos nuestra llama espiritual con hábitos sencillos: leer la Palabra, hablar con Dios incluso en lo común, servir donde hace falta, compartir el ánimo y vivir en gratitud.
Ser “luz” no es solo brillar cuando hay público o cuando todo va bien es ser constante en lo invisible, convertir las tareas de la casa, el trabajo y la calle en reflejo de esperanza. El desafío: no permitas que la rutina apague el brillo. Renueva el aceite, busca momentos con Dios, y deja que otros vean en ti una luz que no depende de la circunstancia, sino de la fuente eterna.
Preguntas de reflexión
-¿Qué estoy haciendo cada día para mantener encendida mi “luz espiritual”, aun en momentos rutinarios o difíciles?
-¿En qué lugar específico soy llamado hoy a ser luz para otros: casa, trabajo, escuela, comunidad?
-¿De qué manera puedo animar o “traer aceite” a la vida de alguien más esta semana?
Oración
Señor, que tu luz en mi vida nunca se apague. Hazme portador de esperanza y alegría, renovando mi brillo en cada temporada y lugar. Amén.