DÍA 1: La Muerte de Cristo

DÍA 1: La Muerte de Cristo

Lectura

Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó;
fueron nuestros dolores los que lo agobiaron.
Y pensamos que sus dificultades eran un castigo de Dios,
¡un castigo por sus propios pecados!
Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones
y aplastado por nuestros pecados.
Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz;
fue azotado para que pudiéramos ser sanados.
Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas;
hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros.
Sin embargo, el Señor puso sobre él
los pecados de todos nosotros.

Isaías 53:4-6

Este capítulo es conocido como la profecía del Siervo Sufriente. En sus palabras encontramos uno de los retratos más claros del sacrificio de Cristo, mucho antes de su nacimiento. Isaías revela cómo aquel Siervo cargó voluntariamente con nuestras culpas y dolores. Él no fue castigado por un error propio, sino que en su obediencia perfecta se ofreció para llevar el precio de nuestras fallas, transformando nuestro destino de condena en una vida llena de paz con Dios.

Versículo Clave

Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones

y aplastado por nuestros pecados.

Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz;

fue azotado para que pudiéramos ser sanados.

Isaías 53:5

Reflexiona

Isaías 53:5 no solo describe el dolor físico de Jesús en la cruz, sino que muestra una verdad espiritual profunda: su sacrificio trajo sanidad y paz a nuestras almas. La herida que merecíamos nosotros la tomó Él, y el castigo que debía caernos fue asumido por su amor. Cada azote, cada clavo y cada gota de sangre tenía un nombre: el tuyo y el mío.

El sacrificio de Cristo no es una historia antigua, es un acto eterno que sigue transformando corazones hoy. No se trata solo de saberlo, sino de vivirlo: la cruz es un recordatorio de cuán grave es el pecado, y cuán grande es el amor de Dios.

Preguntas de Reflexión:

-¿Cómo cambia tu forma de ver tus errores al saber que Jesús decidió voluntariamente pagar por ellos?

-Cuando piensas en “la paz” que Isaías menciona, ¿cómo la experimentas en tu día a día? ¿Hay áreas en tu vida donde aún no has permitido que esa paz gobierne?

-¿A quién podrías hoy compartir esta verdad: que Jesús llevó sus cargas para que pueda vivir en libertad?

Oración

Señor Jesús, gracias porque tomaste mi lugar en la cruz. Hoy reconozco que tu sacrificio no solo me limpia, sino que me transforma. Ayúdame a vivir cada día recordando tu amor inmerecido y a compartir esa esperanza con otros. Enséñame a caminar bajo la paz que compraste con tu sangre. Amén.